UN ADIOS AL MAESTRO, CON CARIÑO
Enrique Ponce se despide triunfal de Acho |
Por Magaly Zapata
Y la historia contará que Acho puesta en pie con su ovación rompió el viento al toque de clarines y en desgarrada emoción el gentío al unísono le cantó TORERO, TORERO, TORERO nada más salir al ruedo vestido en espuma de mar y oro.
Ponce se fue, se despidió, que yo lo vi, aquí en Lima lo despedí. Enrique Ponce se fue. Ayer se despidió de Acho, emocionado, nostálgico y feliz porque había pegado muletazos con el alma "a mi último toro en Lima cortarle las dos orejas y haberle podido torear así de despacio, no tengo palabras para expresar la emoción que siento; no han desesperado con los dos primeros toros que han sido muy malos, han sabido esperar, ver las dificultades del toro ¡eso es Lima, eso es Acho! Acho es despaciosidad, temple y cariño".
Palabras que este grande de la Tauromaquia nos regaló al despedirse porque supo aquilatar nuestra esencia desde aquel lejano 1991 y disfrutar durante 20 ferias que aquí toreó. Récord. Su primera salida a hombros con las orejas de un toro de El Capiro y ayer fue con las de uno de El Pilar, 12 puertas grandes en total y rompió el empate con Curro Girón de los años 40-50, imponiendo un nuevo récord en su historia e hito en la de nuestra plaza.
Busqué su palabra al terminar su apoteósica vuelta al ruedo y le vi los ojos llorosos. Su voz temblorosa a punto de quebrarse eran la palpable evidencia que el Maestro Enrique Ponce, al que despedíamos con emoción desbordada en frenesí, se había conmovido con el cariño franco y sincero de los aficionados limeños que con sus palmas acariciaban su corazón torero, herido por el drama de la devastación en su Valencia natal. Minuto de silencio hubo por ello.
Pasito a paso pisaba el redondel, mirando a cada uno para recordarnos siempre. Estuve en la de El Juli en Nimes y Madrid pero vivir la despedida de un grande en mi Acho del alma es algo completamente diferente, haber compartido tantos años sus triunfos ha sido escribir la historia en comunión, con alma, vida y corazón. Porque el toreo es un sentimiento y Acho, también.
Privilegio tuve de poner en sus manos 3 de los 6 dorados escapularios del Señor de los Milagros que se ganó y, así como los de antaño vivieron el toreo de Manzanares, Teruel, Ordóñez y Procuna, de lujo ha sido transitar estos años a la vera de su arte entronizado por nuestra gente como su quinto "Torero de Lima", vitola que implica una conexión especial por sincera y singular entre el torero y su esencia y la de los que habitan nuestra plaza cada feria.
Joaquín Galdós había cortado oreja del 4o que debieron ser más si no yerra con el acero ese faenón que cuajó a su primero, solo él lo vio y cómo lo toreó, hilvanando su taumaturgia con bordados de tisú, ritmo, cadencia, temple, empaque y gusto, qué artista está hecho y aunque la foto final aupado con Ponce no se dio, el paladar del buen aficionado saboreará su esencia de arte inmarcesible por la eternidad.
Los de El Pilar no colaboraron como se esperaba, su poca raza pusieron la cosa difícil, Acho esperó, tamizó, los silencios de expectación fueron sonoros y Dios quiso que saliera el 'sospetillo' del adiós, todo fue ritmo y compás, tan suave, tan lento, tan mimado y tan técnicamente perfecto, que hasta la cruz del cerro crujió, Acho cimbreó sus machones trapezoidales al sentir ese toreo demiúrgico que brotaba de su alma como un hondo quejío ante el adiós; todo fue aroma de buen toreo y música propia por sus aesteticas maneras que ayer divagaron desde el Rímac hasta el Turia.
Joaquín fue a abrazarlo porque "tenía que pasar, se lo merece, tenía que embestirle un toro, Acho tenía que despedirlo por la puerta grande". Amén. Y la historia de nuestra Catedral Torera contará que sus toreros estuvieron y dieron adiós al maestro, con cariño; Joaquín lo acompañó en la tarde y Andrés montó su historia en sus hombros.
FICHA. Plaza de toros del Acho. Domingo 3 de noviembre 2024. Toros españoles de El Pilar que nos justos de presencia y no dieron el juego esperado salvo el 5o. Histórico mano a mano Enrique Ponce (espuma de mar y oro), silencio, palmas y dos orejas. Joaquín Galdós (berenjena y oro), saludos, oreja y palmas. Enrique Ponce se fue a hombros de Roca Rey y toreros peruanos.
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