Se verificó la novillada en la plaza de toros de La Esperanza y como suponíamos sin cumplir la esperanza de encontrarla con aficionados ávidos por ver a los novilleros que son la base del futuro de la torería nacional.
Llevo años en este afán de contar, con acierto o no, pero intentando siempre decir mi opinión, con razón o sin ella, porque los que se ponen delante evidentemente saben más que uno que está detrás de tablas. Por eso iré por sentires y apreciaciones. Totalmente subjetivo.
La de hoy me pareció una novillada con posibilidades de triunfo. Cuatro de San. Pedro con picadores y dos de San José del Monte para los debutantes. Ya me dirá usted que así fue porque hubo doble puerta grande pero… y empezamos con los peros. Pero el peso específico y calado que nos queda como post gusto, quizás difiere del palco, que otorgó los trofeos, o de algunos del público que los pidieron.
Si quiere usted ser 'abogado del diablo' me dirá que son novilleros a lo que yo retrucaré, exacto, lo son. Dos de ellos con picadores, aquel segundo peldaño de la profesionalidad, y otros dos en sus inicios con erales que no se pican. Pero finalmente tienen 4 patas y dos pitones. Y a los que hay que empezar por poderles. No perdamos el horizonte, al novillero también hay que exigirle.
Pero, por encima de todo, lo que debemos preservar como aficionados es la matización y valoración, que pareciera yerra el palco, al menos a los más avanzados, y como mínimo valorar en su exigencia una mejor colocación del acero en la suerte suprema. Y si el palco como ciertos aficionados son condescendientes, apelo a la honestidad y vergüenza torera. Y esto va porque si el acero en dos ocasiones se fue a los bajos descaradamente, honesto sería mejor pasear el anillo sin premio… ahí lo dejo.
En ese orden de ideas creo que se exageró en la concesión de trofeos. Sinceramente me esperaba otra situación. Los del castoreño, con más aplomo y resolviendo ajustadamente en cuatro novillos que eran para armar un lío, que llevan algunos años como para que sólo pidamos sólo actitud y valor.
El mejor de San Pedro lidiado en quinto lugar fue de cante grande por su bravura cómoda pero siento que no del todo aprovechado. Lo que si le recetó Vásquez una gran estocada que bien ameritaba trofeo, le dieron dos. Otra cortó de su primero. Aunque con ese no terminó de acoplarse.
Julio Alguiar viene de rodar por España y creo que no está para pedir 'música local' para buscar el camino fácil. Tiene por explotar más argumentos. Por eso quizás pensé y acaso equivocadamente que lo iba a encontrar más sólido. Torería tiene y la dejó ver desde aquel certamen que organicé con Pasión por el 2016 y lo ganó. Sin duda torea con gusto con el capote y muestra maneras muy toreras pero se atrabanca tanto que el resultado es menor de lo que pudiera conseguir con más reposo y claridad, amén de no terminar de hacerse con las embestidas de su lote. En uno lo cerraba demasiado cuando venía vencido de ahí que lo mejor fuera con la zurda que lo llevó más en largo. Con el otro que tuvo media embestida tropezó mucho el engaño y quedó inédita la zurda. Mala ejecución de la suerte suprema, muy abajo. Evidente que no se busca pero sucede. Y la otra también caída. Temas existen por mejorar para ambos, la exigencia del aficionado los hará crecer.
Los debutantes José Antonio Tapia y Ricardo Gutiérrez sortearon erales de San José del Monte, buenos. Como jóvenes iban un tanto desordenados en su embestir pero dejándolos estar. Tapia se llevó su susto en voltereta. No encontró la colocación para mandar y templar. Primero es eso y después los adornos. Tiene buen gusto para torear pero mucho por trabajar.
Por su parte Ricardo Gutiérrez a pesar de su bisoñés evidenció tener la estructura de la faena más clara y también el concepto por el quiere transitar. Abriendo el compás, quebrando la cintura y llevándoselo por bajo y largo. No siempre pudo estar bien colocado por comer ansias. Tiempo al tiempo. Manejó mejor el acero. Ambos dieron sendas vueltas al ruedo.
No por último menos importante, destacar la brega de Ricardo Ramos 'Loro', los pares de El Rata, Ronald Sanchez y Camucho y la vara de Silva.
Fue el primer del doblete del fin de semana que cierra la temporada pre primaveral en La Esperanza. Eximia asistencia y en ello radica el loable empeño de anunciar novilladas y apoyar a quienes quieren ser alguien en esta profesión. Pero, y aquí va el último, mal asunto que los aficionados no valoren y acompañen el esfuerzo.
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