Hoy se cumplió la primera de cuatro tardes de Feria Juntos por el Perú taurino en su fase de reactivación formal 2021 con el triunfo del peruano Joaquín Galdós que cortó dos simbólicas y otra más a su lote en el mano a mano con el nuevo en plaza y país Juan Ortega que una se llevó del último del suyo.
Se le esperaba y mucho a Ortega en Lima. Los buenos aficionados que en pandemia han seguido su temporada a través de la televisión entendían hacia dónde va su gusto en el toreo y fue recibido así de arropado desde el largo trayecto que a pie recorren los diestros entre la gente que pulula por los amplios jardines en derredor del coqueto coso. Demoró en llegar detenido por los selfies para el recuerdo. Si parecía que el bullicioso patio de Sol en Acho se hubiera multiplicado…. Y los oles que jalearon en su primera faena en la que destacó con su saludo por verónicas hasta los medios y luego en los destellos de su suavidad y pellizco en trazos aislados con la muleta así lo demostraron. La faena tuvo altibajos por perder pasos entre muletazos. Pincha arriba tras larga faena. Ese primero de Santa Rosa de Lima fue terciado y cómodo de cabeza, se empleaba con justa fuerza. Silencio
Nacional de Paiján fue el indultado en turno de Galdós. Petición del ganadero que no tuvo correlato unánime en graderías por lo que, como es habitual, el perdón de la muerte fue polémico. Pero lo que no dejó dudas fue la dimensión de capacidad torera que del limeño que pone la técnica al servicio de su arte. Sin duda el paijanero fue un toro importante, profundo y largo por el derecho, con calidad, que Joaquín supo exprimir exigiendo por abajo en larga faena. Colocación, firmeza, temple, poderío y raza.
Saleroso de Vellosino fue el tercero para Juan Ortega. Iba algo sosito pero se empleaba. Iba pensando que no le entendía la distancia, que lo atacaba en corto y fue que mediada la faena vino en largo galope y es ahí que se vio su humillación y la inercia con la esta vez si puedo construir y ligar la mejor serie de su tarde en los medios, quieto, sin perder pasos como en el resto , esculpió el toreo en una tanda y otro de pecho rompiéndose al cierre de faena. Estocada arriba pero de trayecto contrario, descabello. Silencio. Y fue con un noble y enclasado de Paiján que hizo quinto que Ortega consiguió no irse de vacío. Cortó trofeo por enjaretarse con suaves y sutiles toques que hacen una ejecución de pitimini.
Tras el tempranero indulto que dejó erráticos a los parroquianos, unos pegaban bocinazos discordantes que acalllaban a quienes sentían la buena labor y dejando percibir momentos de frialdad a la hora de la petición de trofeos.
Eso no amilanó a Galdós que si algo ha superado en esta pandemia es el no afligirse ante obstáculos y eso tiene nombre: Madurez. Está entrando ya en esa etapa que el contra te hace venirte arriba, con seguridad en la capacidad resolutiva de su cabeza y su muleta, empaquetado en ideas claras y corazón caliente para sentir y hacerlo trascender a los tendidos que vibraron con las faenas del cuarto y sexto.
Palomo de El Vellosino fue el cuarto de Galdos. Bonitas hechuras, bajito y armónico. Buen toro y muy profundo por el derecho que exprimió en hondura y bravura girando en un palmo de terreno en los medios, siempre dejándola delante para ganarle la iniciativa y que siga y siga embistiendo, tanto y tan bien que llegó a torear con más de media muleta arrastrándola por la arena. Recibió ovación de pie en muchos pasajes de la faena. Espadazo y oreja.
El último no fue fácil. Salía desentendido, era deslucido, topaba y la cosa se decantó en un toma y daca. Había que poderle y le pudo. Lo sometió y lo sujetó tanto que intentaba irse el toro a tablas. Siempre atacando el torero y es cuando el público aplaudía en pie. Tremenda emoción se ha vivido con Galdós en este toro. Enrabietándose ligó dos series que pusieron en pie la plaza. La estocada no ayudó pero el triunfo Ya lo tenía asegurado y por la puerta grande si fue.
Se lidiaron astados de Paiján, Santa Rosa de Lima y El Vellosino. Y del mano a mano nos quedan dos cosas claras. Que Juan Ortega no terminó de entenderse con su lote y que Galdós, estuvo muy por encima del suyo.