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1929 un poeta pisó suelo de Manhattan. Fue el genial García Lorca. Huía del ambiente que le oprimía en su tierra y decidió cruzar el charco para dictar charlas en NY. Convivió y conoció la cultura norteamericana siendo impactado profundamente por la industrialización, la discriminación y la deshumanización de una sociedad capitalista. Todo lo reflejó en escritos que vieron la luz después de su muerte (Poeta en Nueva York). 2014.
Ochenticinco años después otro genio español, poeta del toreo, pisó suelo de Manhattan. No huía de nada. Llegó para dejarse querer, cuando volvía a casa de Manizales. Morante de la Puebla, artista de pellizco y torero del alma, que es lo suele emplear cuando traza geodésicas en la arena.
Fue invitado por el New York City Club Taurino –sí, los gringos tienen peñas– para recibir un homenaje y medalla de honor de la institución. No habló. Genio y figura. Se fumó un puro y se tomó fotos con su medalla, con los aficionados instalados en una cena de gala para verlo. No habló, no les dijo nada oficlamente pero bastó con su persona, su talante, su figura para que la gran manzana se vistiera de toreo, de sentimiento, de pureza.
Ese es Morante, el que sueña el toreo. El que anuncia que este año toreará sólo 30 corridas y el que también plantó a Sevilla, su feria y a los maestrantes.
(publicado ayer en Expreso)