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miércoles, 8 de junio de 2011

Madrid. Beneficencia. Arisco y con poco fondo que Juli encontró

El tercero de Victoriano del Río era un astado que embestía desordenadamente, desacompasado, con poca fuerza que lo hacía ir y venir en una mansurronería arisca, incómoda, sin centrarse en la pelea pero al tiempo noblote. El Juli aguantó, y fue limando esa aspereza del burel hasta encontrar el poco fondo que tuvo, aplicando esa llave mágica del temple, impidiendo siempre que le tocara los engaños. Fue por eso que el arisco se entregó y permitió algunas tandas de toreo por bajo de alto nivel, por técnica y mando. Una pena que al dejar la espada el astado pegara el último grito destemplado de su comportamiento zahareño y motivó que la espada de Julián cayera abajo y le impidiera cosechar algún trofeo.