Burgos. 6ª de la Feria de San Pedro. Tres cuartos de entrada.Toros de Gerardo Ortega, desiguales de presentación. 1º y 4º descastados y parados. 2º y 3º descastados aunque con nobleza. El 5º rajado. El 6º manejable aunque sin raza.lMorante de la Puebla, silencio y palmas.Miguel Abellán, oreja y vuelta al ruedo tras aviso.Cayetano, saludos y silencio tras aviso.
El espectáculo resultó deslucido por una corrida muy descastada y al límite de Gerardo Ortega, muy desigual de presentación y sin bravura alguna en ninguno de los toros. Morante pechó con la más fea, dos toros sin opciones. Como cosa curiosa, en los dos ejemplares salió a torear con la espada de verdad.
Abellán cambió el signo de la tarde con el segundo, otro toro descastado aunque con cierta nobleza. Comenzó el madrileño con muchas ganas y saludó al animal de rodillas. De la misma forma inició el trasteo, en el que brilló en varias series sobre la mano diestra. Abellán trató de llevar al toro metido en la muleta y a provocarlo mucho.
Más tuvo que apretar al quinto, un toro muy venido a menos con el que dejó hasta cinco largas cambiadas, un quite y con el que se impuso en una faena de muleta marcada por las ganas y voluntad desde el inicio con cambiados en los medios. Con el de Gerardo Ortega rajado, Abellán se pegó un arrimón, que después no rubricó con la espada.
Cayetano mostró una buena actitud ante el tercero, un animal noble con el que se gustó toreando al natural en una labor muy templada a la que faltó mayor rotundidad. Mejor estuvo con el sexto, un toro sin fondo con el que aguantó pacientemente para sacar agua del poco y en el que brilló al natural en series de buen aire, las mejores de la tarde. Sin embargo, Cayetano pinchó hasta en cinco ocasiones, cambiando el triunfo por silencio. BURLADERO
Abellán cambió el signo de la tarde con el segundo, otro toro descastado aunque con cierta nobleza. Comenzó el madrileño con muchas ganas y saludó al animal de rodillas. De la misma forma inició el trasteo, en el que brilló en varias series sobre la mano diestra. Abellán trató de llevar al toro metido en la muleta y a provocarlo mucho.
Más tuvo que apretar al quinto, un toro muy venido a menos con el que dejó hasta cinco largas cambiadas, un quite y con el que se impuso en una faena de muleta marcada por las ganas y voluntad desde el inicio con cambiados en los medios. Con el de Gerardo Ortega rajado, Abellán se pegó un arrimón, que después no rubricó con la espada.
Cayetano mostró una buena actitud ante el tercero, un animal noble con el que se gustó toreando al natural en una labor muy templada a la que faltó mayor rotundidad. Mejor estuvo con el sexto, un toro sin fondo con el que aguantó pacientemente para sacar agua del poco y en el que brilló al natural en series de buen aire, las mejores de la tarde. Sin embargo, Cayetano pinchó hasta en cinco ocasiones, cambiando el triunfo por silencio. BURLADERO
