viernes, 9 de diciembre de 2022

40 mil razones de dignidad para celebrar ayer en La Esperanza

40 mil razones de dignidad para celebrar ayer en La Esperanza


Ayer, 8 de diciembre 2022, el día después de la captura del sedicioso, insurrecto que quebró el orden constitucional y democrático en que vive y queremos seguir viviendo los peruanos, el individuo Castillo T., un subversivo y delincuente en términos estrictos que quiso copar el poder para instalar una cleptocracia que no íbamos a permitir.  


Pues eso hizo que al día siguiente los peruanos en el amplio jardín de La Esperanza nos abrazáramos de alegría porque sentíamos alma, corazón y vida en libertad para disfrutar de nuestra tradición sin par. Y a este punto me permito contarte del abrazo que recibí del dueño y señor del coso, cuando me vió en su callejón, ya me lo había dicho, en esta plaza eres siempre bien recibida.  A tal señor tal honor y agradecimiento por el respeto a la persona y su dignidad.  


Pero óigame Usted, y es que siempre aquí venimos con  fe y con esperanza de disfrutar de la magia.  Y es por eso que me permito contarte esbozos del ambiente en ese patio de cuadrillas en el que los actuantes rodeaban la sagrada imagen de nuestro Cristo de Pachacamilla, el nazareno de los milagros, al que minutos después cargarían en sus hombros para rendirle fervoroso homenaje, por cuidar bajo su manto nuestro país y al cual nuestra ciudad se postra cada mes de octubre, de inciensos y turrones. Y en este diciembre mejor motivo no hubo que sacarlo a un ruedo, en hombros de toreros peruanos y la figura primera del mundo también para llena de esperanza La Esperanza confiemos en un futuro mejor. Puestos todos de pie  pie y la canción criolla en su honor, y las palmas, y el fervor religioso de este pueblo que llenó hasta la bandera este coso con magia.  


Tras guardar al Señor volvieron al ruedo, los protagonistas vestidos de chalanes, este traje corto nacional,  escoltados por dos legendarios taurinos y criadores de caballos de paso peruano, joya equina de silla del mundo, con Jaime More y Cerrutti en ellos, que además son toreros aficionados de larga data.  Un festival con tradición de taurinos y sirvió para recaudar fondos para la Asociación Cultural Taurina, dinero que según se anuncio ascendió a 40 mil dólares que son las 40 mil razones de dignidad para seguir en la senda de nuestra tradición. 


Pero más allá del dinero en esas razones hubo la más importante, el reconocimiento de toreros a un compañero de profesión y ganadero, que con su vida dedicada a la tradición la engrandece porque además de casta le vino, don Rafaelito Puga, que transitó todos los costados de nuestras tradiciones, de la taurina en profundidad como torero aficionado, novillero y matador único que cortó rabo en Acho en esas etapas, como ganadero en sus tres hierros y también como criador del caballo  peruano de paso.  No hubo mejor razón para celebrar sus 50 años de alternativa tomada en Acho un 1 de Noviembre de 1972, apadrinado por el fallecido José Maria Dols Abellán "Manzanares" y testigo José Antonio Gaona.  


Sus amigos y toreros lo brindaron y festejaron. Gabriel Tizón, Flavio Carrillo, Aníbal Vásquez, Fernando Roca Rey, Alfonso de Lima y Andrés Roca Rey (la primera becerrita que toreó en público fue regalo de cumpleaños del ganadero). 


Todos torearon sus novillos del hierro Camponuevo que se empleó con sus matices de nobleza y calidad aunque conforme avanzó la tarde las fuerzas condicionaron su buena condición.  Pero lo gratificante es que ellos disfrutaron y trascendieron su gozo al público que acompañó con alborozo cada momento, valorando y aquilatando lo que en ese ruedo sucedía.  Salvo el palco que en inconcebible decisión no dio trofeo a Tizón en el abretarde cuando firmó de los mejores muletazos, tuvo ese sabor torero del ayer, templado y conduciendo la nobleza con el arte que sigue atesorando y la eufórica y ovacionada vuelta que dio así lo plasma.  Carrillo tuvo uno más encastado pero que estando en el  sitio embestía como máquina y ahí estuvo, templado aunque algo apurado, aguantó larga faena, certero acero. Oreja.  Aníbal tuvo uno que apretaba pero conserva el oficio y solventó con una buena colocación y toques incluso la demora en entrar a las telas, llevándolo hasta muy atrás a su altura, sometiendo sin afligirlo.  Dos orejas.  


Turno de Fernando y fue cuando "la jarana se hizo presente", por qué no trasladarnos emocionalmente a esos cantos tan peruanos que además fue lo que pidió para su faena premiada con oreja. Aunque antes invitó a su hermano a compartir garapullos. Tercio muy celebrado.  Una oreja cortó y a partir de ahí las banderillas (suerte que de pequeño ejecutaba) se adueñaron de la escena. 


Porque Alfonso de Lima también se sumó y aunque no es de su repertorio los invitó a los hermanos. No cualquiera se puede dar ese gustito, de alternar en suerte ajena con el figurón nacional.  Pero Foncho fue más allá porque tiró de oficio para extraer contados chorrillos de calidad ante poca fortaleza del novillo. Pero su manejo del percal y la pañosa tuvo sabor y garbo. Estocada y doble trofeo que paseó feliz. 


Y llegó el turno del esperado Andrés que para cerrar la tarde también volvió a tomar los palos e invitó a su subalterno y amigo de paisano Viruta, que se lució.  Brindó a sus compañeros.  En muleta el astado no lució por la poca fuerza pero con mimo lo toreó y llegó el arrimón. Mimo y poder al punto que lo enfrentó sin trastos y en un "Tancredo" ante el burel, este se pasó de largo a su muleta que yacía en la arena.  El arte de birlibirloque en toda su expresión.  


Una tarde con magia, esa que surge cuando se realizan cosas extraordinarias, raras, inusuales. Como el desfile de torileros, si acaso elegidos por los diestros… destaco el de Aníbal y su padre ganadero; el de Foncho y su abuelo, torero aficionado de los buenos del ayer; Fernando y su padre; Andrés y su tio, al que de siempre llamó 'abuelo' y de pequeño se le veía de su mano.   Y así el gusto de participar a dos señorones del servicio arenero de Acho también.  El festejo se cerró con la invitación a don Rafael para la vuelta merecida al ruedo con los actuantes y al terminar casi como bajando el telón, un apagón.  


Caricias del recuerdo del ayer y del hoy,  que quienes tuvimos la fortuna de vivir, atesoraremos por siempre.  Viva el Perú señores y que viva por siempre nuestra tradición. 


Por Magaly Zapata en una tarde vivida con emoción desde el callejón de La Esperanza.