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viernes, 9 de septiembre de 2022

SE NOS FUE UN GRAN SEÑOR DE LA TRADICION

Por Magaly Zapata

Don Mariano Cabrera Ganoza. Iqueño de tronío.  Partió tras una enfermedad pero dejó un legado que perdudará por siempre, su entrega, su amor y pasión por defender las tradiciones.  Su lema cual grito de guerra fue:  EL PERÚ SE APELLIDA TRADICIÓN.  

Tuve el honor de conocerlo en enero 2020 cuando navegaba arenas políticas, con la intención de llegar y conseguir una ley de tradiciones.  Don Rafael López Aliaga nos juntó, con galleros de navaja y de caballos.  Pude conversar, conocer, aprender y sobretodo ser testigo, ya no sólo por lo que había visto en su programa de la tele en señal abierta, de cómo lo desbordaba su afición al caballo de paso peruano sino, el respeto y pasión por las tradiciones, trilogía criolla y popular:  toros, gallos, caballos.  

Fue al tiempo de vencer en el Tribunal Constitucional y luego llegó el 9 de febrero del 2020 la reapertura de su plaza de toros, sí señor, era suya, la plaza de toros de Guadalupe que tras 15 años volvía a vivir.  Quise ir, y fui.  Compartí los previos al festival en los aledaños del coso y su plaza principal en el distrito Guadalupe, en arengas reivindicaivas y marcha que culminaron en el coso.  Tan emotivo que el abrasador sol sureño no importó.  

Pasó el tiempo y con el ánimo de que esa plaza no se pierda, me atreví a convocarlo a casa para conversar del tema.  Eran los tiempos cuando la marea del virus bajaba, por enero del 2022. LA VISITA DE VUELTA A GUADALUPE NOS QUEDÓ PENDIENTE, DON MARIANO.  Dios quiera que desde allá arriba, montado en su caballo de paso llano gateado que venció las durezas del berebere, siga cuidando de nuestras tradiciones.  

Así como lo ve usted en la foto, el más alto, talante campechano, con su jipijapa, ala ancha, fue un placer y gran honor concerlo.    Descanse usted, gran Señor Embajador del Caballo de Paso Peruano. Aquí lo tendremos siempre presente.

A su familia y amigos nuestras sinceras y sentidas condolencias porque cuando se va uno de los nuestros, duele.

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