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domingo, 25 de abril de 2021

La desesperanza se dio cita en La Esperanza


Ayer sábado  24 de abril se suspendió a última hora el festival
Benéfico que anunciaba al diestro Joaquín Galdós en solitario en lo que podría haber sido la reapertura oficial (o formal) de la actividad taurina, si acaso capitalina.

El anuncio de la suspensión se hizo público a última hora cuando parroquianos llegaban a la cita, via un cartel en la puerta de ingreso y por las redes del gerente de producciones Luis Herencia quien un día antes apuntaba su alegría por agotar localidades en su primer evento y no era para menos, con las dificultades que el menester ocupa y más en pandemia.

Semanas antes se hizo público el cumplimiento de protocolos a través de videos publicitarios con declaraciones del propietario del coso y un técnico   y en ello se infería que los requeridos trámites administrativos también toda vez que el evento benéfico se puso en venta a través de una página de internet que oferta espectáculos varios. Quizás esto alertó a los antis...

Lo señalo porque circulan pantallazos de correos de asociaciones antis denunciando el evento ante el Ministerio del Interior y región policial de Lurin por no contar con autorización de artes escénicas y demás argumentos de su peculio.

Ocurrido el cierre del evento y trascendido al público encontramos declaraciones del señor Jorge Pérez al medio Capote y Muleta indicando que lo sucedido se debió a un impase administrativo y que lamentablemente de eso se valía la denunciante para obstaculizar su desarrollo y que esto es, según entiendo, porque se está empezando a reactivar el sector pero que se cuenta con los protocolos y anuencia del sector cultura para la reapertura de la actividad.

Antes de ponernos al momento de reseñar este comentario intentamos contactar con la gerencia sin éxito y también hemos recibido algunas quejas de aficionados que se sienten burlados y utilizados, toda vez que no se les avisó del impase y la suspensión con la debida antelación para no dirigirse hasta el sur en vano. Huelga decir que es obligación empresarial emitir un comunicado que explique y aclare lo sucedido, en cuanto a protocolos y permisos, papelito manda, más cuando uno se pone delante.

Pero me atrevo a pensar que el caso es más hondo que esto. Que lo que el sector requiere para su formal reapertura es un documento firmado por el ministro del sector, no sólo palabras, que señale con claridad en qué categoría se encuentra la tradición taurina y sus eventos en el espectro de las 'fases' y 'aforos' permitidos en pandemia y los tramites requeridos para que los eventos taurinos se den, sin el más mínimo riesgo para los asistentes, tanto el tema sanitario como de no ser objeto de detenciones por asistir a un acto no permitido.

Sin duda, en este caso, existió un cabo suelto o quizás algún desconocimiento de parte de los permisos municipales, sectoriales o quizás policiales. Lo digo porque mismo modus operandi hubo en relación al tentadero público gestionado por el matador El Yeta en Jesús Cajamarca meses atrás, y ese hueco o vacío administrativo, que en su momento fue el de no informar a la región policial local del pase edil al evento lo que permitió que la representante de Cultura, con conocida filiación anti, actuara y persiguiera a los asistentes y actuantes cual ilegales.

¿Huelen el tufillo que los antis están dejando con su persecución? Y más que eso, precedentes. Y es hacer ver 'de facto' la tradición y sector taurino como ilegal, valiéndose ahora de la pandemia con la complicidad de un ministro que discrimina a los cultores de tradiciones. Y sentando con ello un peligroso precedente a pesar y en contra de la ley de bienestar animal en su excepción y del fallo del Tribunal Constitucional que nos reconoce como tradición y cultura.

Vienen dos eventos más que se anuncian. Agradeceremos que no se dejen esos cabos sueltos, que no ocurran más impases, que se camine por la formal y sobretodo, que se transparenten permisos y protocolos, con sellos y firmas, para no caer en el mismo error. 

Y, mejor aún, para no volver a pisar el palito.