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miércoles, 7 de septiembre de 2011

Las reformas taurinas que intenta el municipio de Quito

Aquí un extracto del artículo publicado por Gonzalo Ruiz Álvarez en el diario El Comercio de Quito en relación a la prohibición de muerte en el espectáculo taurino como resultado de un referendum.

Los resultados de la consulta donde se mezclaron estratagemas para concentrar el poder y controlar la justicia, incluyeron la sui géneris pregunta para suprimir la muerte de animales en espectáculos públicos.

La medida claramente dirigida a afectar a las corridas de toros, una tradición arraigada de una fiesta ciertamente cruenta pero con orígenes culturales indiscutibles en 500 años de mestizaje, no logró, sin embargo, modificar la integridad del espectáculo. 


Ocurre que en más de 90 cantones ganó el No y en ellos se puede organizar corridas y estoquear reses como hasta hoy.   El problema se centra en Quito, Distrito Metropolitano y en los cantones de Sangolquí y Cayambe, los tres únicos lugares con corridas de toros donde el Sí se impuso. Seguirá el espectáculo en su integridad en Ambato, Riobamba, Latacunga, Tanicuchí, Salcedo, Valencia, en la Amazonía y demás sitios donde se ha venido celebrando.

El Concejo Municipal de Quito ha discutido en primer debate un borrador de proyecto que es descabellado. Talvez por falta de conocimiento profundo del tema y seguramente con buena voluntad los aspectos que se intenta incluir en una reforma a la ordenanza no solo omiten los temas relativos a la muerte del animal en público, único aspecto a reformar en lo medular, si nos atenemos a la máxima de que en derecho público solamente se puede hacer aquello que está explícitamente escrito. 


Además contempla despropósitos de una desregulación desmedida de la fiesta condenando al espectáculo a convertirse en una parodia ridícula si no hay una meditación equilibrada y sensible. Se pretende entregar al promotor de espectáculos en Quito la potestad de formar las ternas para designar al Presidente de Plaza. Una réplica del juez y parte que tanto se ha criticado en otros ámbitos.

Es como si el día de mañana DonKing, el promotor de boxeo, pone al árbitro del combate, elige a dedo los 3 jueces y entrega el cetro de campeón mundial a quien él determine.

Otro tema preocupante es la omisión a las cualidades que el ganado bravo debe reunir para ser lidiado en un espectáculo tales como el peso, la edad, trapío y defensas intactas y la procedencia que no se deben cambiar. Es la manera de salvar parte de la tradición donde la muerte del toro no es la finalidad sino la culminación de la lidia tras crear arte.

No se entiende que en tiempos de intervención del Estado y los poderes públicos el Municipio quiera ir a contracorriente por una liberalización total. Lo justo es el equilibrio entre la regulación rígida y la liberalidad absurda.

Los concejales deben defender al público y defender a quien va a los toros, velar por la calidad del espectáculo y preservar los valores culturales. Ojalá prime la sensatez. Esto, mientras concluya la opereta de confite y discurso de la revolución ciudadana y las aguas vuelvan a su cauce.