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lunes, 20 de octubre de 2008

El color del toreo: ¡viva Belmonte!

VICTOR ZAR G.

“Allá por la segunda década de este siglo, se acercó un día Rafael “El Gallo” a su hermano José, “Gallito”. Premuras económicas acuciaban una vez más al primero, que tenía un generoso agujero en cada mano, a demandar a su hermano el préstamo de mil o dos mil pesetas de la época. “Gallito” le afeó que ya se hubiera gastado el largo anticipo que le habían entregado a cuenta de las corridas que debía torear en la feria de Bilbao del año próximo, y se negó en redondo. Rafael adujo la urgencia que le requería y sus carencias pecuniarias, que luego se demostrarían eternas.

- Si no me das ese dinero - amenazó Rafael-, voy a tener que decir lo único que no puede ser dicho en esta casa.

Y Joselito, que no. Convencido el demandante de que su hermano no accedería, una vez más, a sus requerimientos, antes de dar un portazo y abandonar el intento, gritó a todo pulmón: “¡Viva Belmonte!”.

Y se cobró.”

(Pág. 133). JOSÉ MARÍA MOREIRO: “Historia, cultura y memoria del arte de torear”. Alianza Editorial, 1995.