"Para muchos espectadores, el descubrimiento de Tardes de soledad será también su primer encuentro con una corrida de toros. Generalmente, cuando hablamos de este tema la cuestión es si estar a favor o en contra, pero ése no es el problema de la película de Serra, que puede convencer tanto a seguidores como a detractores –sobre todo por el espacio que da al sufrimiento del toro-. Sobre todo, deja al espectador enfrentado a una realidad mucho más compleja que los clichés que la acompañan.
La corrida de toros se muestra aquí desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, es decir, como nunca se ha visto in situ y como nunca antes se ha visto. Albert Serra nunca filma las gradas donde se encuentran sin embargo elementos esenciales: la presidencia, la orquesta y sobre todo el público, que percibe algo completamente diferente al espectador de la película. La elección formal más llamativa es el uso casi exclusivo de primeros planos".
Con Tardes de soledad, Roca Rey se convierte en el eje de una narrativa que, lejos de buscar una representación canónica de la tauromaquia, la traduce en una experiencia sensorial inédita en la gran pantalla.
LaCahiers du Cinéma refuerza su proyección internacional, consolidando a Roca Rey como una figura que trasciende los ruedos para conquistar tam