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jueves, 18 de agosto de 2022

Roca Rey y su apoteosis picassiana


(Ante)Ayer estuve en La Malagueta y nada más aparecer Andrés con su traje picassiano con bordados rosados que destellaban con la luminosidad natural mediterránea me empezó a venir el estribillo aquel 'Viendo jugar la rosada,  he vuelto a vivir…'  y es que para mi, anteayer Roca se vistió del 'rosado boys'. Qué le voy a hacer si me ganaron las nostalgias de mi patria chica y su mar, que trasladé a ese mar de toreo que trajo  Andrés del Pacífico correntoso y vibrante y se armonizó en su esencia con el calmo mar Mediterráneo.  Fue pues ese mar de toreo del peruano el que removió, remeció y conmocionó La Malagueta hasta sacarla del letargo y del bochorno para conducirla al delirio.  Si alguna vez Conde  embrujó La Malagueta con su flamencura hoy Roca la enloqueció con su enjundia, raza y poderío.  


Cayetano abrió la corrida con un toro de casi 6 años de Daniel Ruiz con 567 kilos que exigía aguante y el torero se puso de verdad y encendió los tendidos en series ligadas y también en trazos mirando al tendido.  Dos naturales y en lo demás no tuvo acople.  Conectó mucho y si no es por la espada tocaba pelo. Petición hubo pero desatendida. Palmas en el arrastre y también al torero que sale a saludar.  


El segundo un castaño con 518 kilos con 5 años olisquea la arena para Roca Rey. Nada tuvo con el capote.  Su faena iniciada empezó a despertar al gentío que acabó el papel; los uy y ay se oían por lo quieto y cerca que se lo pasaba. Empezó por derechas y luego se centró en el toreo natural enroscando al toro por la faja pero también bajando mucho la mano.  Exigencias de las que el buen Juguetón se la tomó en serio para embestir cada vez más y mejor. Ya se sentía el toreo grande por poderío y tanto que el toro también sacó de sus profundidades esa raza y bravura que engrandece esta fiesta sin par.  Tanto que uno y otro se unieron en temple y cadencia, ritmo y compás ese que solo la magia del arte torero puede hacernos levitar.  Gran toro el de Daniel Ruiz, de los bravos que exigen al que puede y sabe.  Número 67 del 11 del 2016.  Juguetón se llamó.  Dos orejas y vuelta al ruedo al toro

Con el tercero poca historia en el capote hasta capote de Aguado   En muleta el toro se fue apagando y duro lo que aguantó su toreo por derecha siempre  fino de maneras. Nada tuvo de contenido por el otro. Pincha y entera. 


Con el cuarto que fue el de mejor condición de la corrida de Daniel Ruiz se lució Cayetano con su especial empaque Ordoñista desde que se abrió de capote, un percal preciosamente pintado.  En muleta lo mejor estuvo en la zurda con la que dibujó  profundos naturales. Y para no irse de vacío tiró de la raza Rivera y se entregó a torear incluso de rodillas con desplantes y alardes.  Tras  la estocada con fervor le pidieron dos pero….  la colocación hizo el palco solo concediera un trofeo.  El respetable le hizo dar una segunda vuelta y pitos al palco.  


En el quinto llegó la apoteosis.  'pa bravo él, Roca Rey. Al más desclasado le endilgó de inicio verónicas chicuelinas y delantales. Lo dejó crudo en varas porque lo vio que no tendría fuelle pero se lo pasó de rodillas con fundamentos de mando y temple para luego mediada faena embraguetarselo de ida y de vuelta sin descanso ni respiro tanto y tan cerca que puso de pie a todos los tendidos por su arrojo, valor y entrega total.  Fue un arrimón con toreo y fundamentos. Lamentablemente la espada se fue abajo pero no importó para que su público pudiera con fuerza y bronca las dos. Pero paseó una.  Los trofeos están de más cuando lo que se firma como obra maestra es esculpida a golpe de corazón nostálgico porque insisto que a su paso por el redondel se me confundía mi chalaco corazón en sus bordados rosados como mi 'sportboys'. Guiños y licencias que se nos antojan cuando vemos jugar la rosada. Esta vez no fue en Berlín, fue en Málaga.