lunes, 12 de noviembre de 2012

Oreja, estocadas y descastamiento (crónica Acho 11 noviembre)

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Dos puntos a destacar tuvo la tarde de ayer en Acho, por una lado la efectividad  y contundencia con la espada de los diestros y por otro el bajo nivel de casta de los toros colombianos de Achury Viejo que estando bien presentados por trapío y cuajo, salvo el 6º, no tuvieron el correlato del contenido, ofreciendo   a más  de complicaciones que un  toreo claro de ideas puede resolver, el comportamiento deslucido y poco agradecido que de desairados a los toreros.

Fue el caso del segundo de Fernando Roca Rey en el que de muleta, tomaba uno y al siguiente se quedaba descolocado porque el burel salía deslucido, distraído, de la suerte, con la cabeza por encima del estaquillador.  Suerte que no tuvo en su primero, que no le dio si quiera opción.  Destacar al peruano el buen manejo del percal, gustándose a la verónica y ganando los terrenos.  Bien además con los palitroques en sus dos toros y también con la espada.  Se resume su labor en palmas y silencio.

Silencio que cerró la tarde de presentación en Acho de Javier Castaño.  Cuarto con el que se esforzó por derecha ante un toro poco agradecido que al hilo de tablas empezaba bien el trazo con profundidad pero que luego le costaba repetir.  Con su primero, dejó ver algo de su concepto pero debió Castaño meterse en terrenos del toro que no bajó nunca la cabeza fue probón y morón.   Palmas en su primero.

El que se llevó el cántaro al agua a fuerza de porfiar y de poner el toreo verdad por delante fue Iván Fandiño.  Con la femoral y el corazón  se mantuvo toda la tarde en terrenos comprometidos, porfiando, en un palmo y atacando siempre, para ligar, sea en mediana distancia que en corta, cortísima.  

Lidió y le pudo, porfió y robó, se inventó faena en el quinto tocando al pitón contrario, muleta retrasada,  siempre con  temple que permitió con valor espartano estructurar una obra que finalmente,  tras estoconazo,  tuvo premio.  Fue la única oreja de la tarde.

Otro pudo haber cortado en su primero de no ser por la frialdad del público.  El trasteo tuvo similar característica, lucimiento en cercanías por la condición del morlaco.  Importante dimensión ratificada de Fandiño, tras la  estupenda temporada que se echó a espuertas en Europa.