No lo dije y tampoco lo envié. Hablo de la ficha resumen de la novillada en Acho consignada en el portal con el que colaboro, que redactó la reseña según los comentarios realizados en la trasmisión del festejo y durante la cual tampoco se dijo que el novillero mexicano había cortado los máximos trofeos. El error existió, sí, pero fue de interpretación.
Una arista más que añadir al desaguisado formado por un palco incapaz de sostener con fundamentos su autoridad, que permitió salir a hombros a un torero en el caso de haber cortado un apéndice. O, permitió que se entregara una oreja al torero cuando en verdad habría otorgado dos, por lo que permitió que saliera a hombros. Enredos que, al otro lado del charco, indujeron a los colegas a una mala interpretación de lo sucedido siendo como es costumbre que quien indulta, usualmente se lleve los máximos trofeos. Y por mi parte asumo el error de no revisar a tiempo lo publicado para corregir posibles errores.
Todo esto quedará en anécdota, pretensiosamente de mi parte, y estoy segura que mal comparada, o válida al menos como lo que sucedió también con un mexicano hace 64 años cuando la historia nos cuenta que un domingo 3 de noviembre en ferial inaugural nazareno Procuna se llevó a México una pata de más.
Lo cierto es que un rabo más, o menos, no cambiará la historia, que contará que Diego Silveti puso en pie a la afición de Lima en algunos pasajes de su faena y que indultó un ahumada, que guste más o guste menos tuvo -diría que- mayoritaria petición para perdonar su vida, y que el autor de la faena salió a hombros de la plaza. Esa es la foto de la corrida inaugural de la Feria del Señor de los Milagros 2010 y quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
(Y ya mismo pido que lo corrijan)