Foto Revista Alamares |
Según relato del
propio Dominguin en el libro de Abella, “a
Rovira le tocó cerrar el tercio, yo había hecho antes uno con el capote a la
espalda que rematé arrodillado, acariciando al toro con la montera y siempre de
rodillas dándole la espalda. Rovira hizo
el mismo quite. Dio al menos diez
lances, diez gaoneras, y al ir buscando
el remate, también de rodillas, el toro lo tenía ya casi prendido, yo metí el capote y me lo
llevé, con protesta de Rovira y aplauso de la gente. Allí debió terminar la cosa. Sin embargo,
aunque el toro era mío reanudó el quite.
Otras dos o tres gaoneras y nuevamente, en el remate de rodillas, con el
toro otra vez casi encima de él, volví a meter el capote y llevármelo; Rovira
se alzó y se vino hacia mí –recuerda Dominguín- gesticulando y descompuesto, me empujó y yo le contuve, de repente tiró
el capote al suelo y me lanzó un golpe con la mano derecha, sin alcanzarme del
todo en la cara porque pude esquivarlo en parte”.
A ese punto de la tarde los ánimos ya venían caldeados porque en el toro anterior, cuarto de la
tarde, el de Rovira, hubo un verdadero
tercio de quites en el que los dos toreros pusieron de cabeza la plaza. Volviendo a la faena del quinto, Luis Miguel tuvo una magnífica actuación
recibiendo dos orejas y dando dos vueltas al ruedo entre aclamaciones. Al meterse al callejón Rovira fue a pedirle
disculpas y Luis Miguel recuerda bien sus palabras: “No te puedo dar la mano porque acabo de
limpiármelas y no quiero mancharme otra vez”.
Y la cosa no quedó en el ruedo, continuó en la oficina del
empresario Fernando Graña en la avenida Wilson, Graña y Rovira estaban
liquidando cuentas al parecer cuando llegó Dominguín y se avalanzó sobre él
golpeándolo y ambos fueron separados por el empresario.
La feria del 49 la organizó la Corporación Nacional de
Turismo en la plaza de Chacra Ríos y el inicio debió postergarse unos días por
un retraso del barco que traía toros españoles,
tres murieron en el trayecto, se lidiaron toros españoles de Antonio
Pérez de San Fernando, de Leopoldo Clairac, Salvador Guardiola, destacando el encierro de Fermín Bohórquez. De los
nacionales fueron Salamanca y La Viña. Ese año se llevó el trofeo de la feria Antonio
Bienvenida. Se dieron cuatro tardes de
abono del 6 al 20 de noviembre con una extraordinaria el 30 de octubre. Ese año hicieron el paseíllo además de los
referidos toreros, Pepe Luis Vásquez, Pepe Dominguín y Alejandro Montani.