Hubo terremoto en la Rioja
Por Magaly Zapata
No ha cambiado pero sí. No, porque su afición, su mística y ambición de aficionado siguen siendo las mismas. Y sí. Porque más allá de la ortodoxia, los terrenos donde y porqué torear ya los asimiló tanto como el comportamiento de las cuneras y cuando pensábamos más que intuíamos que la tarde de aficionados en el aniversario de la Peña Arte y Casta se nos iba, llegó el sacudón.
Y fue Quique "terremoto" Sifuentes quien propició que fuéramos felices porque hizo embestir una cunera que se iba y venía sueltita de las telas, y en los medios y con la zocata sin estoque de ayuda, alejado del miedo pues ya había cobrado golpe y arrollón a su paso por el capote, en los medios decía pudo y supo sujetar las embestidas que fluyeron cual marejadas que golpean las piedras al llegar a la orilla.
Y es que esa orilla era la del toreo que cual arte de birlibirloque, sujeto en la vertical que era el torero aficionado, fue dibujándose trazos con aguante, por las miradas, y por los parones, pero sobretodo y por encima con temple, mucho mucho temple. Y eso amigo, no es fácil.
Templar es mandar, templar es obligar al de las patas negras, a darle o imponerle un ritmo para embestir y que no tropiece, que ni si quiera tope el engaño. De ahí su nombre. Desengañarla. Que lo que quiere no puede ser.
Y así disfrutamos de su toreo desgajado en trazos. El de 'terremoto' Sifuentes que hoy más que nunca (conste que esta palabra no es de las que me guste emplear) estuvo cumbre. Se tenía que decir y se dijo.
Me disculparán todos (Neyra, Garavito, Vélez, Bullard y todos aquellos que salieron y estuvieron con afición) pero es que hoy me rindo a las ondas de la escala sísmica que mide el movimiento emocional de quienes ahí estuvimos.
Honor y gloria a tu afición Quique, al amor tan profundo que tienes por los toros y aunque no sean de casta te pones y aunque te quite o lo intente sigues y persigues y lo consigues.
Enorme afición. Enorme pasión. Ya quisiéramos tener ese valor. El valor que ya no es inconsciente sino sustentado en el conocimiento de los terrenos y del material que tienes en manos.
Bravo Zulu torero. Bravo Zulu.
Desde el ruedo de Joselito Rioja en Lurín, te lo cuenta una aficionada que disfrutó de una tarde de toreo de aficionados, que hacen camino al torear, a pesar de los pesares, de querer y que no te embistan. Afición al fin y al cabo.