ACHO, mi homenaje en tu día
Recordarte es remover las esencias de Lima, eres un monumento vivo, histórico, latente, vibrante. Hoy cumples años mi querida Señora, 257 de ofrendarnos tradición, la más pura y bella expresión de arte jamás concebida porque conjuga en su esencia todas las otras expresiones que del alma humana pueden fluir.
En tu arena se expresa un trazo de bella pintura, o una huella de cincel amalgamado entre tu arena y un lienzo de percal, y todo compone junto con el corazón y el alma torera una sinfonía que pocos perciben sensiblemente.
Usted, señora mía, ofrece la más alta categoría estética, plástica, musical y artística de mi ciudad, de mi país, de América, cada vez que abre sus tendidos al Sol, cuál hermoso tiesto de arena, se vuelve usted un crisol de identidades reflejo de nuestra esencia chola y mestiza.
Ir pasito a paso entre sus atrios y octogonos, y mirar y divagar más allá nos inunda el alma de emoción y pasión por vivir cada día una experiencia nueva a su sombra y renovar en su altar de arena ese acto de fe que es asistir a sus tarde toros.
Es usted la plaza de toros mas señera y señora que pueda existir, es y lo será siempre 'mi Acho del alma' porque la siento en lo más profundo de mi ser, ascendiendo al otear hasta la cruz del cerro custodio de su historia, soñando las intensas emociones que me enseñaste a vivir y en ello descubrir el arte sublimado en un trazo sobre la arena, a entender lo que es el valor de honrar la vida y también la muerte.
Eres esencia querida Acho, eres para quienes te veneramos, más que un pedestal de las glorias toreras. Eres emblema y corazón de nuestra ciudad y de nuestra historia. Eres una catedral del toreo que Lima ofrendó al mundo.
Querida plaza del Acho que sean felices tus 257 y aunque nunca estamos a la altura de tu categoría para celebrarte como mereces, dejanos abierto siempre y de par en par el encaje de fragua para poder pasar y disfrutar los claveles de tu historia y del arte esculpido sobre el marfil de la muerte, porque en la muerte hay vida que se honra en libertad.
Por Magaly Zapata