martes, 3 de abril de 2018
Fernández Román sobre el paso de Roca Rey en Resurrección 2018
Enviado desde mi iPhoneEl cronista Fernández Román, conocido por su imagen televisiva en el Tendido Cero de otras épocas, escribió esto sobre el faenón del peruano Andrés Roca Rey en la Resurrección de Sevilla 2018. Paseó oreja pero coincide que valió dos y que, lamentablemente, puso en relevancia que el tópico del conocimiento de la afición sevillana y de su valoración del toreo se viene cada ve más a menos.
"Algunas de estas cosas sucedieron antes y después de que Andrés Roca Rey llamara fuertemente con la aldaba de la Maestranza. ¿A quién o quienes llamaba?, se preguntarán. Pues a todo aquél que quiera ver lo que este mozo espigado, de cabeza fría y corazón caliente se trae entre manos. Y lo que se trae, lo que trae al toreo contemporáneo es un forma de interpretar el arte que practica realmente magnífica, sorprendente y absolutamente sincera. Sin concesiones banales. Habrá quien entienda que esos cites por la espalda o las arrucinas o cualquier recurso que se invente sobre la marcha durante sus intervenciones con capote y muleta formen parte de una performance que solo trata de desviar la atención. Mentira. Roca Rey es, ahora mismo, un chorro de agua fresca. Pero, además, ayer demostró en Sevilla que torea con una elegancia, un empaque, un temple y un mando difíciles de superar. Ayer le pegó al toro castaño de Victoriano del Rió que se jugó en tercer lugar, Jara, de nombre, media docena de series con ambas manos que dejaron boquiabierto al personal. Inició la faena por estatuarios, con pase cambiado entreverado… y la Banda de música arrancó a tocar, porque se presagiaba algo grande. Y grandeza tuvo la faena de Roca, bella, maciza, sin asomo de crispación, rematada con un volapié por lo alto, dejando llegar los pitones al bordado de la chaquetilla. Faena de dos orejas incontestables, que se quedó en una porque Jara no se quería ir de la Maestranza y se amorcillo junto a las tablas de la barrera. El aviso que sonó no es más que un recordatorio, no un castigo, y sin embargo a Roca Rey le penalizó el público, porque con el largo lapso de tiempo parte del personal ejerció de perezoso olvidadizo. Y ahora el aviso me lo doy yo, porque me olvidaba de consignar la soberbia brega de Viruta, en el tercio de banderillas. Todo suma."