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Chota2002_toreros_y_ninos por burladero_es
Esta mañana todos, hasta los medios extranjeros, celebran la visita de la figura Iván Fandiño como maestro en Acho. Lo cantan como el encuentro con la cantera del toreo en el Perú. Puede que sí, puede que no. En todo caso, sin que usted me tome por fatalista, derrotista, o terrorista –taurina claro-, lo sucedido ayer no hace más que enervar mi afición porque visto lo visto en los últimos 12 años, constato lo invertebrado que es el mundo taurino nacional y en este caso, perjudicando lo más valioso, la cantera, las bases como diríamos por estos lares.
Lo de ayer en Acho lo que único que nos demuestra es que en nuestro país existe un problema estructural. De qué nos sirven contar y cantar que tenemos o se dan en el Perú alrededor de 600 festejos taurinos si no somos capaces de tener promociones continuadas, novilleros que toreen por los ruedos del país, escuelas o escuelitas taurinas, que permitan la formación de muchachos que, como se vio ayer en Acho (Lima), o como se conoció en Cutervo el año pasado, o en algún punto de Arequipa, no hay una estructura que los apoye, que los ayude a crecer para ser profesionales y dar vida y vitalidad a nuestra fiesta. Y en esto debiéramos estar TODOS. Todos los que nos llamamos “aficionados” aunque se revistan de comunicadores, ganaderos, toreros etc.
Muchos quieren ser toreros pero los que llegan apenas a novillero serán los que mejor colocados en la vida estén, porque tienen dinero, padre ganadero, o conocidos que les ayuden a meter la cabeza en las pocas tientas que se dan o en festejos menores.
Punto 1. Un novillero peruano, sin caballos, apenas si tienen acceso, por no decir NO TIENEN, a festejos promocionales cuando nuestros amigos de provincias debieran (donde se da el 98% de los festejos nacionales) MIRAR hacia ellos porque serían protagonistas para festejos 'económicos'-por poner una etiqueta- y en su medida y capacidad seguro que dan espectáculo. Dos ejemplos. Cutervo con esfuerzo mantiene novilladas en su ciclo ferial, de dos o tres reses pero se dan. En cambio, la importante feria de Chota, no es capaz de ofrecer con generosidad si quiera un puesto para una mixta; que decir, incluir una novillada en su cartel… Así somos los peruanos.
Punto 2. El ganado, otro punto importante en este “asunto estructural”. Como lo escribí alguna vez en El Comercio de la época del ingeniero, hay que sincerar el mercado taurino nacional y promover, no acogotar a la gallina de los huevos de oro... Ofrecer a los organizadores de festejos en las provincias apoyo para incentivarlos a dar novilladas sin caballos para que los muchachos tengan vitrina y sitio.
Punto 3. No por último menos importante. No tenemos escuela taurina que valga la pena; esfuerzos inconexos existen y se valoran pero ¿quién los apoya? Si hasta hace poco la Beneficencia les impedían entrar a entrenar en Acho. Y cuando lo hacen les cobran una mensualidad como si visitaran el museo 3 veces por semana y no les dan ni agua para el ruedo... ¿Qué hace la BENEFICENCIA a más de colocar una cláusula en un contrato y cobrarles sin beneficio alguno para apoyarlos?
Bien por la empresa que cumplió su compromiso contractual con la presencia de Iván Fandiño en clases. Porque todo supone un costo y lo asumió. Las horas de trabajo del matador y todos los que han puesto su trabajo y esfuerzo, incluida las vacas, su traslado, etc. etc. Las cosas como son. ¿Dirán que fue obligación contractual? Será, pero ¡se hizo!.
Cierto es que no ha sido la única vez aunque sí con una figura del toreo actual. Les cuento que por el año 2002 nuestro Rafael Gastañeta también apostó por ello en Chota. Aceptó la idea que le lancé cuando desayunábamos en “el Anita”, le secundaron el mexicano Antonio Bricio y el español Gómez Escorial, que a día de hoy está en la escuela de El Juli y seguro que recordará esa mañana en el coso El Vizcaíno. Graficado todo por nuestro amigo Agustín, hoy es un grato recuerdo.
Me había comentado el padre Severiano con alegría que Chota ya tenía una escuela taurina, por eso salió la idea, hoy no sé si continuarán. Recuerdo que Bricio incluso invitó a uno de los niños que más interés mostró a vivir desde el callejón la corrida de esa tarde en que además recibió el brindis del mexicano. Sirva esto de homenaje a quienes entregaron saber y tiempo sin la correspondencia mediática que hoy (por la coyuntura que transitamos en los toros) tienen estos gestos.
Por eso, al ver las imágenes de los momentos inolvidables que ha vivido esa muchachada ayer y en Chota hace diez años, me sobreviene una profunda tristeza y decepción porque no puedo más que mirar atrás y constatar que poco o nada, o acaso esfuerzo vanos, arreones, impulsos, hacemos o tenemos los peruanos para trabajar sostenidamente por nuestra fiesta, desde sus bases.
El último esfuerzo que no tuvo sostenibilidad en el tiempo, desgraciadamente, fue aquella escuela ‘backus’, en la que trabajaron el matador Tizón y el cronista Raúl Aramburú, de la que luego surgió el certamen "buscando a la figura del toreo peruano". Allí pudimos ver a incipientes Cubas, Roca Rey, Simpson, Carrasco, Morenito de Canta entre otros. Desde el año 2000 no se ha vuelto a dar nada similar y ya estamos por verle la cara al 2013.
Aunque sea duro aceptarlo, nuestra cantera, nuestras bases, ostentan UN BACHEZASO GENERACIONAL que apenas se cubre con el aislado esfuerzo y ENORME afición de EL ANDI, un y par más de jóvenes que vienen nuevos siguiendo sus pasos en firme y para de contar.
Si nuestra obligación es dar una lectura más allá del hecho, esta sería que las clases de Fandiño en Acho pueden ser el revulsivo para que los aficionados, comprometidos, volvamos la cara a esa niñez y juventud que desea vivir su afición iniciándose en la profesión. Por ellos, dejar intereses mezquinos, todos, y unificar esfuerzos para sostener nuestra fiesta, construyéndola, grano a grano. No nos equivoquemos con la foto de ayer. Que lo hecho por Fandiño, no sea flor de un día. Es un compromiso que todos debemos asumir y apoyar en consecuencia.