Por Magaly Zapata
Miren cómo está embistiendo esa vaca… era mi palabra constante para expresar mi asombro ante lo que estaba viendo extasiada.
Y es que estos días de tentadero los he vivido con fruición. Paladeando el mejor manjar que un taurino puede, saboreando las mieles de la bravura en todos sus buenos matices. Revivir la capacidad de sentir emoción por mis pensamientos en conmoción. Porque todo hacia consonancia. La excelsitud de las muñecas transmisoras del sentimiento y de la capacidad de poner la técnica al servicio del arte, sin estridencias ante la fiera, la pureza de un toreo filtrado, depurado que desentrañaba y luego se armonizaba con la bravura. "Música para los ojos del alma y para el oído del corazón: que es el tercer oído del que nos habló Nietzsche: el que escucha las armonías superiores" como escribió Bergamín.
Jornadas de tienta para empezar la temporada 2022 en la ganadería San José del Monte, primero con Roca Rey y ahora con Castella, han sido tardes desbordantes de nobleza y bravura, entroncadas en la más pura procedencia española de Garcigrande y Cuvillo, en consonancia con otras ascendencias en Domecq vía Caicedo y San Simón, en menor medida a día de hoy.
La importancia de la tienta radica en elegir o seleccionar las que serán futuras madres del toro bravo, momento en el que se pone a prueba su ascendencia, reata que llaman, observando y evaluando cada uno de sus movimientos en el ruedo, su comportamiento en el caballo y en la muleta, a través de su casta que es donde se sujeta la bravura y todos los factores que en ella convergen. Es esta una rigurosa selección y elección, una suerte de examen de vida o muerte, al que son sometidas para quedarse o no en la ganadería.
Luego de ver cerca de una cuarentena de becerras, el promedio de nota alcanzado ha sido altísimo, me atrevería a decir que más del 80%; y que la casta, bravura y nobleza de esa pureza excelsa española ya se atesora al Sur de Lima. Y llegó para quedarse.
Un lujo para la memoria de la retina taurina de aficionado haber podido disfrutar de la bravura del indultado 'orgullito' del Juli a través de una hermana suya… y como esas muchas otras que se me antoja como una temprana refundación o redirección de la ganadería. Nueva sangre, nuevos aires de rancia estirpe ganadera que con la alquimia correspondiente, deberán empatarlas con los sementales que den progenie a su casa y con ese mimbre amigo mío, me ilusiona pensar que lo que está por venir será de polendas.
Comportamientos predominantes han sido su bravura y nobleza. Galope, movilidad, recorrido, prontitud, ritmo, ausencia de querencias, codicia y acometida repetitiva por abajo, con fijeza y humillación, factores que nos muestran su bravura. Y cuando se emplean con entrega total, rebosando la embestida con boyantia, hasta muy atrás de la cadera llegamos a lo que Juan Pedro Domecq y Díez perfiló y Juan Pedro Domecq Solís puso en boga, la llamada 'toreabilidad', nobleza implícita pero de esa capaz de trasmitir emoción al tendido. Hablamos de la nobleza de un bravo, ese al que si no le haces las cosas bien, no perdona. Un carácter menos heredable que la bravura pero el que los taurinos y el toreo actual demandan.
Y para terminar cómo empezamos, hablando de sentimientos, sensaciones, percepciones y pensamientos conmocionados, me quedo con el profundo sentir expresado por una jovencita que despierta su ilusión del toreo: Andrés me parece muy fino al torear; Sebastián, parece que tuviera un pincel en sus manos…
La ganadería San José del Monte ostenta una 'nueva buena' simiente que germinará pronto, como la afición en esa jovencita que se acerca al rito. Ahí te lo dejo.