lunes, 8 de junio de 2009

Ponce indulta un Zalduendo, y van... ¿33?

ENRIQUE PONCE (así con mayúsculas) es -sin duda- el torero que más indultos lleva registrados en su historia y en la historia del toreo. Según su página web, hasta el 7 de febrero de este año llevaba contabilizados 32 toros indultados. Con el del último Viernes en Plasencia, aumenta la cifra a 33. S.E. ú O. Si te gustan las cifras y datos, pincha aquí.


PLASENCIA (CÁCERES).- Primera de feria. Más de media. Toros de Zalduendo, el sexto como sobrero, desiguales de presentación, nobles y flojos, a excepción del segundo, un gran toro, número 127 y de nombre "Investigador", que fue indultado. Juan Mora, una oreja y ovación. Enrique Ponce, dos orejas y rabo simbólicas tras un aviso y dos orejas. Miguel Ángel Perera, una oreja, y dos orejas y rabo. EFE

Burladero: El toro indultado, de nombre Investigador, apretó y romaneó en el caballo y embistió con clase y transmisión a la vez, repitiendo incansable. El torero de Chiva lo cuajó en una faena en la que se recreó Ponce en un buen puñado de tandas templadas y encajadas por ambos pitones que hicieron las delicias del público. Arreció la petición de indulto al final y el presidente, pese a ello, le dio un aviso al valenciano. Ponce siguió toreando y al final el palco no tuvo más remedio que sacar el pañuelo naranja a peligro de provocar una alteración del orden con la plaza pidiendo al unísono que se le perdonara la vida. Enrique llevó al toro con la muleta hasta los toriles y dio una clamorosa vuelta al ruedo. El quinto manseó al principio pero un magistral Ponce logró meterlo en la muleta, dominando los tiempos y la escena. El animal, que marcó desde el comienzo la querencia, fue encelado por el de Chiva que logró la ligazón en muletazos templados y repertorio característico de su tauromaquia cuajando además notables series con la izquierda. Mató en lo alto y cortó otras dos orejas.

Miguel Ángel Perera topó con un tercero que, aunque manejable, adoleció de falta de raza y fuerza. No pudo Perera imponer su toreo, pero sí lució por encima del toro y le cortó la oreja tras una buena estocada. El sexto, un toro más serio que el conjunto, cuajó un expuesto quite por gaoneras y con la muleta exprimió al animal en una labor con las virtudes dominantes de la quietud y el dominio de la embestida. A fuerza de creer en sus posibilidades logró cortar las dos orejas y el rabo en una tarde embalada ya por entonces. Abría plaza el veterano Juan Mora que, en su tierra, cortó la oreja de un primero noble aunque flojo que no permitió demasiado y al que mató de una buena estocada. Al manejable cuarto lo toreó templado y asentado en la arena, dejando retazos de gusto, muy relajado, tanto con la muleta como con el capote. Con la espada falló y perdió algún trofeo.