Correspondía ir por delante a Cubas pero tras confirmación fue Galván, el andaluz que llegaba por ser triunfador en San Isidro siendo que hace un par de años los ruedos peruanos lo cobijan. Pisó Acho desmonterado por ser nuevo en la plaza y lo que se esperaba lo dio en su segundo, un noble ejemplar en jabonero pelaje que embistió andando y así, pasito a paso, se fue acoplando el gaditano. Meció a pies juntos el capote al saludar, brindó su faena al empresario y en la muleta se dobló en redondo toreramente hasta las rayas cruzar, sujetarlo debió con la muleta a media altura por eso de las fuerzas justas y aunque a veces dudaba “viñero” en acometer, lo esperó y consintió, y convenció para acompañarlo en su expresión. Los mejores momentos fueron al natural, ese toreo con la zurda, sin estoque, que nace en el corazón y acaba en los vuelos de la pañosa y sometiendo con tiento al burel iba más largo. Crujían los cimientos de Acho con los olés. Suave y delicado torear, decir y sentir que llegó a lo escultural cuando hundió el mentón en el pecho y arrastrando su muleta con la zurda embeber pudo la dulzura del San Pedro. Se abandonó también con la diestra y fue la música callada del toreo lo que se oyó, lo que se sintió. Un do de pecho mirando al tendido y el abaniqueo garboso, guiño a Ponce y su poncina sellaron la obra que refrendó con la espada. Cuadra, hace la cruz y entra con fe. Espada hasta la empuñadura y rueda el noble. Petición, oreja, insistencia del respetable y caen las dos.Galván bordó el toreo que Lima degusta, siente, disfruta.
En el primero de la tarde no terminó de acoplarse, desarmes y enganchones desdibujaron sus intenciones, el toro metía la cara aunque protestando, y debía tirar de él y ayudarlo, no siempre se entendieron. Algunos protestan en el tendido porque no surgía el toreo. Pincha dos veces. Silencio.
El segundo de lidia ordinaria se iba suelto del capote del peruano Juan Carlos Cubas y no hubo historia en el saludo ¡vaya ovación que recibió! Desde que fue a pedir permiso al palco hasta que brindó en los medios al público. Se le esperaba a Juan y no defraudó a pesar que pinchó sus faenas. El primero fue difícil por desordenado al embestir, denotó poca fijeza en la tela, se dobló bien con él al inicio para domeñar, en los medios unas veces le dejaba la muleta en la cara y tiraba de él otras deslavazado por enganchones y desarmes y es que el toro iba desordenado y pegando tornillazos y al final hasta revolviéndose en un palmo. No remontó su labor. Pincha y entera desprendida. Silencio.Salió el que hizo cuarto y lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas, este castaño quemado salía suelto, era alto y salía desentendido de los lances con el capote, buena la media verónica que apretó en su cadera. Brindó al ganadero Orlando Sánchez hijo y se hincó de hinojos –raro en su concepto- para torear y toreó, bonito y bien, templando en los derechazos seguidos de naturales hasta los medios, Acho rompió y crujió. Pasó las rayas y de pronto el toro se vino a menos y buscó refugio en tablas. No tuvo más opciones el huancaíno. Los despachó y oyó palmas.
Colombo estaba deseoso de conquistar Acho como lo ha hecho en Pamplona y en todas las plazas peruanas donde ha toreado pero el destino y el toro que cerró la tarde lo impidieron. Su triunfo de oreja llegó en el tercero al que recibió con larga cambiada de rodillas y en pie lanceó a los medios por chicuelinas que remató a una mano. Se veía que le costaba salir del percal al burel, buena vara endilgó Angelo Caro, las banderillas a cargo del diestro que con sus portentosas facultades monta un espectáculo que el público vibra y celebra, sin dejar que le den capotazos hace todo él, clava en lo alto, recibiéndolo de largo, o desde tablas en el violín citando de rodillas, domina terrenos y suertes. Ay, la montera cayó boca arriba y aunque disimuló sujetándola en los pies para citar de lejos, luego la tomó y al recibir al toro debió doblarse para esquivarlo, suerte que también le fue esquiva y en el otro cambiado por la espalda el toro no obedeció y lo empaló y alzó por los aires, golpeado y dolorido resultó pero no bajó la tesitura de su entrega aun cuando se hizo evidente las intenciones del morlaco: ir más pendiente del cuerpo que del trapo. Derechazos templados incluso desmayados algunos en lo que se fajó al toro, atornillado en la arena, en los naturales también aunque breves porque el toro no quería. Cuadra y lo revienta con un espadazo, escultural volapié del venezolano. Petición y oreja. El que mejores hechuras traía fue el que menos juego dio, trajo peligro. Era alto el jabonero amarillento, albahío pues, salía desentendido del capote y tras la buena vara de David de la Barra, muy aplaudido, quitó por lopecinas, y puso banderillas y otra vez hizo vibrar los tendidos que en pie ovacionaban. Brindó a su apoderado Roberto Piles y al empresario Tito Fernández. En el tanteo a los medios lo desarma porque se le cuela, señal de alerta, cambia de mano y con la zurda lo intenta pero viene vencido, midiendo, reservón, la tanda siguiente busca el cuerpo, no hay material para lucimiento, aunque pide calma y lo intenta. Y lo que el toro no pudo en la faena lo consigue en la suerte suprema, echa la cara arriba y lo caza, sin dejarlo pasar, le pone los pitones en el abdomen y lo remata en el suelo en la rodilla. En los medios recibe la ovación por su entrega y gallardía, vergüenza torera decían los revisteros de ayer, así sea. Una tarde taurina como la que más, sin disgusto y con ilusión salió la gente confiando en que lo que viene será mejor.Plaza de toros de Acho, Lima. Domingo 27 de octubre 2024. Primera de abono Feria Señor de los
Milagros. Se lidiaron toros de San Pedro
bien presentados y juego desigual, destacó el 5º y el 1º, complicado el 2º y 3º,
4º se vino a menos, peligroso el 6º.
Juan Carlos Cubas (Perú, de tabaco y oro), silencio y palmas; David
Galván (España, de verde nilo y plata) silencio y dos orejas; Jesús Enrique Colombo
(Venezuela, de nazareno y oro), oreja y ovación. David Galván salió a hombros.