Por Pedro Abad-Schuster
Valencia, jueves 17 de marzo 2011. Tarde soleada. Lleno. La corrida de Núñez del Cuvillo se dejó mucho, pero defraudó en el límite de la inexpresividad de la bravura. Toros justos de trapío y fuerzas, faltos de raza y fondo, tuvo nobleza y a ratos clase. El mejor fue el manejable y a más 5º (Manzanares). José Antonio Morante de la Puebla: ovación, silencio. Manzanares: oreja, ovación tras aviso. Daniel Luque: silencio, silencio. Manzanares robó todos los titulares a un exquisito Morante. Hoy José María trajo toreo de cante hondo, de calma, sin arrebato, lento, con naturalidad que es la forma cumbre de torear. Construyó dos faenas de nota.
Con el noble y enclasado quinto Manzanares ligó faena redonda. Muletazos a media altura por derecha con trazo limpio y justo, el cuerpo acompasado, sin gesto de violencia. Por la izquierda el toro se rebozaba. El animal justo de fuerzas condicionó la faena del alicantino. Dos tandas finales de obra de arte fueron el momento cumbre de lo que va de feria, apretándose más pero muy despacio. Mentón hendido y pegado al cuerpo, medio pecho llevando la embestida, toreando sobre las puntas de los pies, mando y temple de sus muñecas. Perdió la puerta grande de Valencia en la apuesta de matar recibiendo al encuentro, honor que no mereció nunca el de Cuvillo.
Con el segundo de la tarde, Manzanares se vació literalmente y obtuvo el único trofeo de la tarde. Con el flojo toro cuajó un trasteo completo por ambos pitones cimentado en la forma de interpretar el toreo que lleva dentro, sea como fuere la res. Lo mejor vino en redondo, rematado con una contundente estocada, la mejor de lo que va de Fallas.
El otro genio Morante, con el que abrió plaza lances a la verónica mecidos, templados, ganando terreno y con gusto. El toro no le proporcionó embestidas suficientemente idóneas para cincelar su arte y desnudar su alma. Se vivieron su inicio torero en el estribo, los pases en redondo acompañando la embestida, los pellizcos que da el alma cuando se vio al de la Puebla estirarse. Bajó la intensidad del trasteo, falló a espadas y saludó correspondiendo la ovación. Con el cuarto, se le dio en exceso al toro en varas, pasó factura en el comportamiento del animal. Sin humillar, sin gracia en la embestida, sin clase, este genio no se anduvo por las ramas y abrevió. Silencio.
Daniel Luque con el tercero, recorrió media plaza toreando muy ceñido de capote. Trasteo voluntarioso y dominador. El astado se vino abajo también, se acabó rajando. Cerró plaza un nuevo Cuvillo, noble pero de nuevo justo de fuerzas, se apagó y fue anodino. Un Luque dispuesto, valiente, entregado. Estocada defectuosa. Silencio. Hoy no pudo ser. (Fuente: cope)
Video / Fotos http://www.plus.es/feriastaurinas/player_video.html?xref=20110317plucantor_2.Ves http://www.burladero.com/noticias/016668/9/cronica/grafica/tena#g