«Al principio no entendía muy bien lo de los toros, a pesar de que, en general, siempre había tenido una sensibilidad bastante especial con los animales», declaraba el rosarino al matutino porteño. Eso no le impidió recoger 180 mil firmas y presentar hace dos años una iniciativa legislativa popular (ILP) en el Parlamento de Cataluña para prohibir las corridas en la región autónoma. «Sólo hemos dado forma a una voluntad popular», suele decir.
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