Hoy 19 de julio se cumplió la última de feria en Bambamarca con el triunfo de puerta grande (y de la feria) para el español Miguelín Murillo que cortó dos orejas al primero de su lote. Otra generosa oreja cortó el rejoneador colombiano Andrés Ruiz en el 1º y el resto de los alternantes -Fernando Roca Rey, Paco Ureña y El Andi- poco pudieron lucir con sus respetivos animales por la condición que mostraron los de La Viña, deslucidos por rajados y mansurrones, apenas señalados en varas. El 6º con edad y exagerado trapío, atacado de kilos, que fue de libro y el que hizo 5º para el becerrista orientado y complicado. El 1º de Paiján, noble pero buscando tablas.
Con este mimbre la actuación de los toreros se tornó deslucida aunque estuvieron siempre por encima de sus lotes. Un punto más arriba por su contundencia con la espada estuvo Murillo que fue capaz de redondear su esfuerzo y empeño en conseguir faena con un animal al que Tello le hizo cosquillas con su vara y en el que su matador se lució en un par al violín para luego calentar la plaza y sin obligar pasarlo de lejos en dos cambiados y luego 3 derechazos sometiendo que motivaron la huida del animal a tablas. De ahí en más esa fue la tónica, tragaba dos y buscaba la salida. De ahí que el mérito estuviera en la muleta de Murillo que refrendó con la espada y pasó a cobrar. En el otro, sin historia.
Fernando Roca Rey tuvo un terciado joven en primer lugar al que lanceó con gusto a la verónica y cuando quitó por chicuelinas fue arrollado sin consecuencias. Brindó al maestro Campuzano y la pasó de muleta con variedad pero sin ton ni son aunque tuvo respuesta del público especialmente en banderillas. La estocada fue trasera y tendida y necesitó varios descabellos. En el 6º nada pudo hacer, salvo dejar buenos lances a la verónica, bien jugados los brazos, ante el tío que tenía delante. Continente sin contenido, grande aunque no ande, ni un pase tuvo el animal. Abrevió.
No le fue mejor a Paco Ureña. Lució con la capa en su saludo por verónicas especialmente en su segundo animal en el que además lo intentó todo, incluso en cercanías y de rodillas pero no fue suficiente, el animal estaba apencado en tablas. En el 3º pechó con gañafones y cabezazos del animal y consiguió algunos muletazos interesantes, también se metió entre los pitones al final pero falló con el acero.
El Andi no pudo tocar pelo y salir a hombros como era el deseo de todos los asistentes pero sí que estuvo por encima del complicado novillo que le tocó, fuerte y orientado que incluso lo arrolló dos veces y resultó con un corte en la mano. Aguantó tela y sin moverse al lancearlo con ese empaque y torería que lo caracteriza, le apretaba el animal y salió del trance con recursos. Con los palos, pasó en falso una vez y luego clavó arriba el único par. Con la muleta dejó patente su innato sentido del temple, su claridad de ideas y su torería pero no fue suficiente porque el animal se orientó rápido y se refugió en tablas. No estuvo fino con la espada y el premio fue una atronadora ovación del público puesto de pie.
Abrió el festejo el rejoneador colombiano Andrés Ruiz quien cortó una oreja pero que no tuvo correlato con lo demostrado en el ruedo. Dos pasadas en falso con el de castigo otras más en banderillas y mucho abuso del capote para colocar al toro que se refugiaba en tablas. Uno, sí, uno fue y de buena factura el “capotazo” que pegó con su caballo para dejarlo colocado para una banderilla. El rejón final cayó trasero y caído. Subalternos de su cuadrilla retenían el arrastre y motivaban a la gente a pedir doble trofeo. El juez concedió uno.
Incidencias: El 4º dio la vuelta al ruedo por decisión de un subalterno y no del palco presidencial. En el 2º cuando el apoderado de Roca Rey retiró el estoque del toro hirió en la frente a un hombre de prensa que se encontraba a su lado filmando la corrida.
Con este mimbre la actuación de los toreros se tornó deslucida aunque estuvieron siempre por encima de sus lotes. Un punto más arriba por su contundencia con la espada estuvo Murillo que fue capaz de redondear su esfuerzo y empeño en conseguir faena con un animal al que Tello le hizo cosquillas con su vara y en el que su matador se lució en un par al violín para luego calentar la plaza y sin obligar pasarlo de lejos en dos cambiados y luego 3 derechazos sometiendo que motivaron la huida del animal a tablas. De ahí en más esa fue la tónica, tragaba dos y buscaba la salida. De ahí que el mérito estuviera en la muleta de Murillo que refrendó con la espada y pasó a cobrar. En el otro, sin historia.
Fernando Roca Rey tuvo un terciado joven en primer lugar al que lanceó con gusto a la verónica y cuando quitó por chicuelinas fue arrollado sin consecuencias. Brindó al maestro Campuzano y la pasó de muleta con variedad pero sin ton ni son aunque tuvo respuesta del público especialmente en banderillas. La estocada fue trasera y tendida y necesitó varios descabellos. En el 6º nada pudo hacer, salvo dejar buenos lances a la verónica, bien jugados los brazos, ante el tío que tenía delante. Continente sin contenido, grande aunque no ande, ni un pase tuvo el animal. Abrevió.
No le fue mejor a Paco Ureña. Lució con la capa en su saludo por verónicas especialmente en su segundo animal en el que además lo intentó todo, incluso en cercanías y de rodillas pero no fue suficiente, el animal estaba apencado en tablas. En el 3º pechó con gañafones y cabezazos del animal y consiguió algunos muletazos interesantes, también se metió entre los pitones al final pero falló con el acero.
El Andi no pudo tocar pelo y salir a hombros como era el deseo de todos los asistentes pero sí que estuvo por encima del complicado novillo que le tocó, fuerte y orientado que incluso lo arrolló dos veces y resultó con un corte en la mano. Aguantó tela y sin moverse al lancearlo con ese empaque y torería que lo caracteriza, le apretaba el animal y salió del trance con recursos. Con los palos, pasó en falso una vez y luego clavó arriba el único par. Con la muleta dejó patente su innato sentido del temple, su claridad de ideas y su torería pero no fue suficiente porque el animal se orientó rápido y se refugió en tablas. No estuvo fino con la espada y el premio fue una atronadora ovación del público puesto de pie.
Abrió el festejo el rejoneador colombiano Andrés Ruiz quien cortó una oreja pero que no tuvo correlato con lo demostrado en el ruedo. Dos pasadas en falso con el de castigo otras más en banderillas y mucho abuso del capote para colocar al toro que se refugiaba en tablas. Uno, sí, uno fue y de buena factura el “capotazo” que pegó con su caballo para dejarlo colocado para una banderilla. El rejón final cayó trasero y caído. Subalternos de su cuadrilla retenían el arrastre y motivaban a la gente a pedir doble trofeo. El juez concedió uno.
Incidencias: El 4º dio la vuelta al ruedo por decisión de un subalterno y no del palco presidencial. En el 2º cuando el apoderado de Roca Rey retiró el estoque del toro hirió en la frente a un hombre de prensa que se encontraba a su lado filmando la corrida.