Cuando en España se debaten en un “duelo entre fogones” por los dichos del chef Santi Santamaría sobre técnicas e insumos que los abanderados de la nueva cocina española utilizan en el sentido que podrían ser malos para el consumo humano, uno de ellos, el afamado restaurador Juan Mari Arzak, vasco de San Sebastián, con 64 año de edad, se confiesa, convicto y confeso aficionado a los toros, “abonado de siempre, tomista de pro”.
Así lo desvela el diario La Tribuna en un artículo de propia autoría del chef en el que se puede percibir la nostalgia de su ciudad, de su plaza, el viejo Chofre, que no existe más. De su barrio antiguo de Gross, ahora plagado de surfistas. Recuerdos de una afición que reviven hoy en la persona y el personaje de José Tomás, del que dice “no hay otro como él porque ve la muerte”. Léalo usted.
¡Qué tiempos aquellos del Chofre! ¡Cuántas tardes de placer en la vieja plaza del barrio de Gros! Los toros siempre han sido una afición que he llevado dentro, y ese interés se forjó allí, en aquel Chofre que acabarían echando abajo. Luego, San Sebastián se quedó bastantes años sin plaza de toros... Una auténtica pena en una ciudad tan taurina.
Hasta que llegó el modernísimo coso de Illumbe, del que soy abonado impenitente y donde acudo en la feria de la Semana Grande cada vez que el tiempo y el trabajo me lo permiten con un fin muy concreto: mantener y preservar aquella afición (que no forofismo) que mi padre me inculcó cuando yo era pequeñito.
Hasta hoy, que formo parte de la Peña Taurina Apaolaza de San Sebastián. La Maestranza, la Monumental de Barcelona y la coqueta plaza de Bayona han sido otras de mis debilidades, pero siento no poder decir lo mismo de Las Ventas: ¡el trabajo siempre me impide estar en San Isidro!
Mezcla de cultura y tradición, el mundo del toro sigue incrustado en mí, y no olvidaré nunca aquellos momentos compartidos con mis amigos los Domecq, los Bohórquez, Victorino... ni aquella faena de Ordóñez, cuando cortó dos orejas en El Chofre. Pero de todas formas... como José Tomás no hay otro. El mejor torero de todos los tiempos, así, a secas. Ya me lo dijo una aficionada francesa: "¿Por qué es tan bueno José Tomás? ¡Porque ve la muerte!".